viernes, 26 de febrero de 2016

Nadie quiere la noche





Tenía gran expectación por ver la última película de Isabel Coixet.
Con un metraje de 108 minutos, la directora catalana más internacional que sabe rodearse de actores de gran talla,nos deja con "Nadie quiere la noche" una historia de singular belleza que terminó ganando tres galardones en la última ceremonia de los Goyas 2016: mejor música original, maquillaje y peluquería y diseño de vestuario.


 Isabel Coixet  con un guión de Miguel Barros (Blackthorn), cuenta para el papel protagonista con la actriz francesa Juliette Binoche, la legendaria intérprete parisina, internacionalmente reconocida por títulos como 'La insoportable levedad del ser' (Philip Kaufman, 1988), 'Herida' (Louis Malle, 1992) o 'El Paciente Inglés' (Anthony Minghella, 1996), que le valió el Oscar y con  la japonesa Rinko Kikuchi, que ya trabajó con Coixet en Mapa de los sonidos de Tokyo .Además,completan el reparto :Gabriel Byrne (Los 33, El tiempo de los amantes,serie En terapia) y Matt Salinger (Aprendiendo a conducir, Bigger Than the Sky).


La película nos narra la historia de Josephine (Juliette Binoche), que emprende una expedición al Polo Norte para reunirse con su marido :el explorador Robert Peary,personaje (que no aparece en escena ni en una sola ocasión.)uno de los hombres que se propuso a principios de siglo XX  ser el primer estadounidense en colocar la bandera de su país en el PoloNorte.



En la Groenlandia de 1908,. Josephine Peary (J.Binoche) durante su larga travesía coincide con una mujer esquimal ,Allaka   (Rinko Kikuchi), que esconde un secreto que la víncula a Josephine.Su relación con ella pasa del prejuicio e incluso el resentimiento a la sororidad más insospechada promovida por unas condiciones clímatológicas completamente adversas y prácticamente insalvables: la tundra. Toda diferencia cultural y social pierde relieve y se diluye,y será su unión el último eslabón que puede mantenerlas con vida en una cadena de sucesos más a merced de la naturaleza que de su propio control.



Es un punto de partida puede que sencillo, pero la película cuenta con un telón de fondo hermoso y aterrador,que es el habitat del Polo Norte,que  la dota de un misterio casi inabarcable.Una tierra inhóspita,cruel,inexpugnable que acompaña el designio de estas dos mujeres perdidas,abandonadas prácticamente a su suerte.



Es el encuentro y  la relación de estas dos mujeres tan abismalmente distintas ( una neoyorkina, la otra nativa inuit ,esquimal). lo que más me ha gustado de la película de Coixet.

La directora,tan acostumbrada a no ver fronteras en el cine,se salta también esas barreras que levantamos con el extranjero,el indígena,también las frías barreras que se alzan entre estas mujeres que de alguna manera al principio una se siente rival de la otra.

La evolución del personaje de Josephine es asombrosa, pasa de ser una mujer burguesa y soberbia a convertirse en un ser humano golpeado por la adversidad y  despojado de arrogancia (Juliette Binoche aludía a la transformación de Josephine de pavo real a perro) pero es el personaje que interpreta la magnífica Rinko Kikuchi,Allaka, quien nos deja la lección de vida más generosa y abnegada,es en el personaje de la mujer indígena donde encontramos un código de ética y de moral muy superior al que representa la civilización más moderna en el personaje de  Josephine y por extensión, el mundo de los exploradores colonos en general.


Y no desvelaré lógicamente el desenlace,pero a veces las personas más humildes, las que irrumpen sin apenas levantar polvoreda,son las que terminan con su sensibilidad,su bondad y su lucidez dejando una huella indeleble en nuestro camino.

Estupendas interpretaciones de Binoche y de Kikuchi,un duelo interpretativo fascinante al servicio de una historia de mujeres que luchan por sobrevivir, un retrato de pérdida,dolor y sufrimiento,pero también de amor y generosidad,de cómo hay personas que con su corazón limpio y puro como  la nieve,son capaces de  transformar quienes somos y cambiarnos la vida para siempre.


Féliz fin de semana,zinefil@s,

Troyana

viernes, 19 de febrero de 2016

EL ÚLTIMO REFUGIO O LA FUERZA DEL DESTINO


 “El cine, si se hace bien, regala pequeños fragmentos de vida que nunca olvidarás”  (Amarcord, de Fellini).



“El  último refugio”, dirigida por Raoul Walsh, es una de esas película bien hechas que regala fragmentos de vida. Fragmentos que, en este caso, están tejidos con la historia de Roy Earle, un gánster que, tras ser excarcelado, prepara el que confía en que sea su último gran golpe. Pero una cosa serán los deseos de Earle y otra su destino…

La película se basa en la novela “High Sierra”, de W. R. Burnett, publicada en marzo de 1940 con tanto éxito que, inmediatamente,  se rodó su adaptación cinematográfica, estrenada a principios de 1941.

Los guionistas fueron el mismo Burnett y John Huston. En sus apasionantes memorias, “A libro abierto”, Huston comenta sobre Burnett: 

“Mi siguiente trabajo (tras el guion de “El sargento York”)  fue la adaptación para un guion de la novela negra de W. R. Burnett “El último refugio”. Yo siempre he admirado a Burnett, quien me parece uno de los escritores americanos más olvidado…  Más de una vez (sus libros) me han producido escalofríos”.

Al parecer, Burnett también acabó con algún que otro escalofrío tras trabajar con Huston, pues en cuanto a método de trabajo ambos eran incompatibles; pero, eso sí, según comentó después Burnett, se había reído muchísimo con las ocurrencias de Huston (como también disfrutará cualquiera que lea “A libro abierto”).

Aunque no fue la primera opción, el actor finalmente elegido para interpretar a Roy Earle fue Humphrey Bogart que, tras su triunfo en el papel de gánster en la versión teatral y en la cinematográfica de “El bosque petrificado” (1936), estaba muy bien valorado como secundario, pero todavía no había conseguido ningún papel estelar.

Sobre la elección de Humphrey Bogart como protagonista, Huston también nos cuenta: “Le ofrecieron un papel principal a Paul Muni, y me alegré cuando lo rechazó y contrataron a Humphrey Bogart para hacerlo. Antes de esta película Bogie estaba muy abajo en la nómina de la Warner. “El último refugio” marcó un hito en su carrera."

Y más adelante Huston dice sobre Bogart: “Bogie era un hombre de estatura media, no particularmente notable fuera de la pantalla, pero algo sucedía cuando estaba interpretando el papel adecuado. Aquellas luces y sombras se transformaban en una personalidad diferente y más noble: heroica como en “El último refugio”. Juraría que la cámara tiene una forma especial de ver el interior de una persona y de registrar cosas que el ojo desnudo no percibe.”

Y lo cierto es que el papel de Roy Earle fue perfecto para Bogart y le lanzó definitivamente al estrellato. Bajo la dirección de Walsh, Bogart consiguió crear un personaje con gran profundidad emocional; un malhechor encallecido en el que se entremezclan rasgos de heroicidad, dureza, generosidad y trágico patetismo.

El resto de las interpretaciones fueron también magníficas. Destaca la de Ida Lupino como  Marie Garson, una mujer marcada por la fatalidad en lugar de la mujer fatal típica del género negro. Ella y el perro Pard, unidos ambos en el afán desesperado de querer y ser queridos, son los personajes más conmovedores de toda la historia, por encima de la aparente vulnerabilidad de Velma, la joven lisiada interpretada por Joan Leslie. 

Del perro que interpretó a Pard nada sabemos, sólo su nombre, Zero, pero de Ida Lupino se puede decir que luchó por cumplir lo que el personaje de Bogart decía sobre el de  Marie Garson, “La muchacha es el mejor hombre del grupo”, porque, aunque nunca llegó  a consolidarse como gran estrella,  a partir de 1949 se convirtió en la única directora cinematográfica en el Hollywood de la época y fue la primera mujer en dirigir una película de género negro: “El autoestopista”(“The hitch-hiker”, de 1953), donde dejó claro su talento como directora y también como guionista.


Raoul Walsh, con el vigor que caracteriza a toda su filmografía, supo mantener los matices épicos y trágicos de la historia, utilizando su maestría para condensar en unas pocas imágenes partes importantes de la novela, como cuando, con una sola escena (la de Earle con un lugareño y un niño), resume todas las páginas, las más poéticas de la novela, que Burnett dedica a relatar la infancia de Earle en Indiana. 

Aunque a Raoul Walsh se le suele adscribir al género de aventuras, lo cierto es que logró grandes películas en casi cualquier género: negro, aventuras, western, bélico…  muchas veces mezclando varios de ellos; como pasa en este caso, donde el género de gánsteres está veteado de un fuerte romanticismo y hondura emocional, que le hace destacar sobre la mayoría de las películas de esa temática. 

La película se aligeró de la mayor parte de la crítica social que aparece en boca del Roy literario, mucho más charlatán y filocomunista que su reflejo cinematográfico (hay que tener en cuenta que la historia transcurre en los años finales de la gran depresión, con el aumento de delincuencia que se produjo en esa época). Sí se mantuvo la crítica implícita que suponía el que un delincuente pudiera comprar su indulto.

Walsh fue un pionero en la utilización de exteriores. Precisamente buscando exteriores para “En el viejo Arizona” (el primer western sonoro) sufrió un accidente que le costó un ojo. Su capacidad para sacar gran partido a las escenas  al aire libre queda patente en “El último refugio”, con sus escenas de la sierra californiana o del desierto de Nevada, donde Roy se cruza por primera vez con Velma y sus abuelos  y donde hay una escena que recuerda mucho al accidente que convirtió a Walsh en tuerto.

Y al hablar de Velma y sus abuelos hay que destacar también la buena interpretación de Henry Travers (el Clarance de “¡Qué bello es vivir!”) como papá Goodhue, el abuelo de Velma. La familia Goodhue que, inicialmente representa para Roy la nostalgia de su feliz infancia, será, finalmente, la triste expresión de la mezquindad humana.

Porque ahí radica quizás la grandeza del  género negro, ya sea literario o cinematográfico, que es el que suele mostrar un abanico más amplio de todas las emociones humanas, en su grandeza o en su miseria.

Y como no podía ser menos en una película dirigida por Raoul Walsh destacan las escenas de acción: el robo en el hotel, las huidas en coche y el épico final en la sierra.



Walsh, fue un hombre de vida apasionante (en gran parte mitificada por el mismo en su autobiografía) e indisolublemente unida al desarrollo del cine en EEUU, desde que se inició como actor y luego como ayudante de David W. Griffith hasta que, en 1964, dirigió su última película, cuando las aseguradoras se negaron a cubrir sus rodajes por excesivamente peligrosos. Un hombre con una vitalidad tal que, ya totalmente ciego y octogenario, dictó una novela, “La cólera de los justos”, y su autobiografía,  mientras aseguraba que seguía disfrutando de la vida y no sentía ningún deseo de morirse

En definitiva, “El último refugio” es una hermosa y crepuscular película, a la que Walsh, que se definía como “poeta, borracho y pendenciero” supo dotar de las dosis justas de poesía y violencia como para convertirla en un clásico, del que curiosamente el mismo haría un remake en 1949, “Juntos hasta la muerte” (“Colorado Territory”), esta vez en versión western, con el que lograría otra obra maestra, pero esa es ya otra historia...

Yolanda Noir

viernes, 12 de febrero de 2016

Atrapa a un ladrón

-Oiga, en este trabajo no se suelen hacer las cosas con honradez. No lo olvide.

"Atrapa a un ladrón" Alfred Hitchcock
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Un hábil y sigiloso ladrón está sembrando el pánico entre la alta sociedad y los millonarios turistas que pueblan la Riviera Francesa. El principal sospechoso es John Robie, un veterano ladrón que fue indultado tras luchar en la Segunda Guerra Mundial junto a la resistencia francesa y que vive retirado apaciblemente en una hermosa villa.

Con el fin de demostrar su inocencia Robie no tendrá más remedio que atrapar al ladrón él mismo, para lo que se pegará a una millonaria americana que ha llegado a Francia de vacaciones con su hija, esperando que ellas sean el próximo objetivo del delincuente. Pero no lo tendrá nada fácil, pues deberá llevar a cabo su plan huyendo de la policía, enfrentándose al verdadero ladrón y persuadiendo a la hija de la millonaria, que está totalmente convencida de que él es el culpable de los robos.

Quiero empezar diciendo que no he visto todas las películas de Alfred Hitchcock, pero sin duda prefiero aquellas más ligeras como "Crimen perfecto" o "La ventana indiscreta" a esas otras de corte más denso y sombrío como "Vértigo" o "Psicosis", pese a que algunas de las primeras sean consideradas "obras menores".


Ese es el caso de "Atrapa a un ladrón", aunque con el filme que os traigo se entiende el calificativo. Y es que la intriga es flojita y las persecuciones y escenas de acción resultan sosas, de manera que terminan primando los diálogos (obra de un guionista que escribía comedia para la radio) y la historia de amor, magistralmente levantada por Cary Grant y Grace Kelly.

No es nada habitual que en una peli de Hitchcock los actores estén por encima de la trama, pero aquí lo son todo y sería totalmente imposible imaginar "Atrapa a un ladrón" con otra pareja que no fuese Cary Grant y Grace Kelly. Y aunque no sea la película más recordada de ninguno, sí marcó un antes y un después en la vida de ambos.

Cary Grant tenía 51 años y estaba pensando retirarse del cine cuando Hitchcock le llamó para esta peli. Grant se llevaba bien con el director (algo milagroso, que sólo se entiende pensando que debía llevarse bien con todo el mundo) y aceptó, lo cual le animó a seguir haciendo pelis, participando años después en "Con la muerte en los talones", que a día de hoy es uno de sus filmes más recordados y que probablemente no hubiera filmado nunca sin haber hecho antes la de hoy.

La que se retiró tras "Atrapa a un ladrón" fue Grace Kelly. Sólo habían pasado tres años desde que se dio a conocer en "Solo ante el peligro", pero aquí ya era toda una estrella. "Atrapa a un ladrón" fue la tercera película seguida que grababa con Hitchcock y con 24 años y un Oscar recién ganado por "La angustia de vivir" parecía que su meteórica carrera no tendría techo.

Pero precisamente mientras rodaba "Atrapa a un ladrón" conoció al Príncipe Raniero, casándose con él pocos años después, retirándose del cine para desgracia de sus fans y del propio Hitchcock, que intentó sustituirla incansablemente con una retahíla de actrices rubias en todas sus películas, desde Kim Novak a Tippi Hedren, a quien contrató descaradamente por su parecido con Kelly.

Personalmente me gusta mucho "Atrapa a un ladrón" y siento que sería una peli mucho más recordada si tuviese alguna escena de acción memorable, como la de la avioneta de "Con la muerte en los talones".
La pena es que esa escena estaba en el guión. Cuando Cary Grant es perseguido por la policía en el mercado estaba pensado que hubiese un desfile en la calle, un carnaval, y el protagonista se escondiese en una carroza, dentro de la cabeza de una enorme figura de Neptuno. La carroza perdía el control y acababa estrellándose en alguna parte. Tenía buena pinta, pero la secuencia costaba 30.000 dólares y el director decidió prescindir de ella, quedando así la persecución por las peligrosas carreteras de Mónaco como la escena más trepidante del filme, dejando además la siniestra casualidad de que fue precisamente en esa carretera donde la pobre Grace perdió la vida 28 años después.

Así, quedan para el recuerdo el carisma (y el culazo, hay que decirlo) de Cary Grant, la belleza de Grace Kelly, las mordaces frases de Jessie Royce Landis y una intriga ligerita, con bastantes altibajos, pero con todo el encanto de sus protagonistas.




Doctora

viernes, 5 de febrero de 2016

El Gran Lebowski, una ronda de rusos blancos a cuenta del Nota.

"Afortunadamente, estoy siguiendo un régimen de drogas bastabte estricto para mantener la mente, ya sabes, ágil."

El Nota.

El Nota.


Hoy el post va con retraso, más bien con calma, quizá con pachorra, como el personaje principal de la película que hoy traigo aquí, que no es otra que el gran Lebowski, una cinta de los hermanos Coen rodada con la maestría de la que hacen gala.

Algunos de los que están

Quizá sea porque estoy deseando ver "Ave, César" la última de los Coen, que no trae en la traducción española la connotación que tiene el título original "Hail, Cesar", que, por si no lo han notado, se les ocurrió primero a los Monty Python en la gloriosa "la vida de Brian", que cobra gracia cuando lo dice ceceando Pijus Magníficus (Graham Chapman). Pero no, hoy toca "el gran Lebowski".

Sinopsis:

Jeff Lebowski (Jeff Bridges), al que todos llaman "el nota" (The Dude, en el original) vive en Los Angeles a principios de los 90. Es un tipo en la cuarentena, un holgazán aficionado a los rusos blancos, a los bolos, a los petas y a dejarse llevar. Su desgracia llega cuando le confunden con "el gran Lebowski", un anciano ricachón casado con una Lolita que debe dinero a un productor de porno. Al Nota lo embarcan en una historia demencial. El Gran Lebowski lo usa para pagar el rescate de su esposa Bunny, la lolita, pero la cosa se complica gracias al amigo y compañero de bolos del Nota, Walter Sobchak, un personaje irascible espectacular, a Maude Lebowski, la hija del Gran Lebowski, que es una fría artista conceptual feminista, a Jackie Treehorn, productor de porno y a Kurt Hungus y sus colegas del grupo techno "Autobahn".

Que no falte el ruso blanco

Técnica de personajes:

Si hay algo brillante de los hermanos Coen es cómo construyen los personajes. Son capaces de crear roles maravillosos, auténticos y fascinantes en todas sus películas. En esta, en particular, hay personajes secundarios que valen su peso en oro, como Jesús Quintana (John Turturro), que es, literalmente, un hortera de bolera. su personaje dura dos minutos, pero ¡Qué dos minutos!. Esa redecilla del pelo, esos monos conjuntados para jugar a los bolos, esa actitud chulesca de Turturro.

"Nadie le toca loh huevoh a Jesú Quintana"

También está Brandt (Philip Seymour Hoffman), el jabonoso secretario del gran Lebowski, tan correcto como rastrero.

El secretario servíl

Maude Lebowski (Julianne Moore), una mujer que sabe lo que quiere, que es fría como un hielo y que se aparece en los alucinantes sueños de el Nota.

Mi arte es esencialmente vaginal

¿Y qué decir de Walter Sobchak (John Goodman)? Ese inclasificable amigo insoportable, pillado con Vietnam, judío por matrimonio, antes, católico polaco, que parece salido de "un día de furia".

Si no te mato es porque es Sabbath

Kurt Hungus (Peter Stormare): Un alemán empotrador del porno que anteriormente tenía un grupo tecnopop llamado Autobahn (Guiño a los grupos del estilo de Kraftwerk, que incluso tenían un disco llamado así, autobahn)

Sueño castrador

El forastero (Sam Elliott) que es el narrador de la historia, con hechuras y maneras de cow boy, con su gorro tejano, su bigotazo y sus espuelas. Él nos introduce en la historia y nos saca de ella, y hasta se atreve a pasearse por la bolera.

¿Tiene una zarzaparrilla, amigo?

Y luego está Donnie (Steve Buscemi), ese dulce hombrecillo.....

El dulce Donnie

Momentazos de la peli:

No sólo son los personajes trazados con la maestría de los Coen, sino el mimo que imprimen a contar la historia, con ese cowboy que empieza a narrar la historia en off mientras una planta rodadora gira por el desierto  hasta que aterriza en el Los Angeles del 91.

Nos vamos enterando, al igual que le pasa al Nota, de todos los entresijos de la historia en la que le han involucrado, a pesar de que el Nota tiene un discurrir muy lento, quizá por la cantidad de petas o el incesante trasiego de rusos blancos ingeridos durante toda la peli.

Durante la peli hay un par de momentos oníricos en los que cae el pobre Nota, bien por K.O. o bien por los efectos de las drogas que hace constantes guiños a los grandes musicales de Hollywood. Son estupendos momentos en los que se mezcla la fantasía y la realidad.

Os diré dos cosillas que se comentan de la peli: una es que Jeff Bridges usó su propia ropa como vestuario del Nota y dos, que los fans de esta peli lo celebran anualmente en Louisville, Kentucky.


Si habéis visto la peli alguna vez, y espero que os gustara, deseo que os haya traído un buen recuerdo este post. Si no os gustó la peli, dadle otra oportunidad y fijaos en los detalles y, si aún no la habéis visto, no esperéis para verla.


Juli Gan